Prácticas para un turismo sostenible

Puede parecer una moda más, pero resulta necesario: cada vez más personas se suman al turismo sostenible, el cual trata de reducir el impacto medio ambiental cuando se viaja, ya sea un entorno natural o urbano. El crecimiento de turistas a nivel internacional deja una importante huella ecológica, incrementado las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, por lo que la gente se está concienciado en realizar prácticas para un turismo sostenible.

La Organización Mundial del Turismo (OMT) señala que el turismo sostenible tiene “plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”. De hecho, indica que se deben realizar prácticas bajo la premisa de reducir-reutilizar-reciclar, así como la protección del patrimonio cultural y natural y proporcionar beneficios sociales y económicos tangibles para las comunidades locales.

Las prácticas para un turismo sostenible pasan por reducir considerablemente el uso del plástico. Así, se puede llevar en el equipaje una bolsa reutilizable de tela para cuando se quieran realizar compras o guardar algo concreto; incluir en la maleta una botella de aluminio para ir rellenándola de agua (incluso si es de garrafas), y, en general, tratar de evitar todos aquellos productos elaborados a partir de este material y optar por otros naturales y sostenibles.

En la cruzada contra este material, que está causando verdaderos estragos en los océanos, hay que tener en cuenta que muchas empresas del sector hospitality, como Resuinsa, están reduciendo su uso de forma considerable. Muchos hoteles también siguen esta senda, eliminando las botellas de las amenities, entre otras iniciativas.

Respecto al alojamiento, los turistas pueden implementar buenas prácticas para un turismo sostenible pidiendo que se cambien menos las sábanas o que no se laven las toallas a diario (opciones earth-friendly) ; poner el aire acondicionado lo menos posible, o tomando duchas más cortas.

Durante el viaje, el turista debe ser respetuoso con la flora y fauna del lugar. Parece una obviedad, pero solo el hecho de llevarse un coral, coger una estrella de mar para subir una fotografía a Instagram o adquirir productos elaborados con animales ya deja un impacto medioambiental enorme. Además, en lugar del coche también se puede optar por la movilidad en autobús o en tren o, si necesita porque no se encuentra otra alternativa, alquilar un vehículo eléctrico.

Un producto que nunca falta en la maleta son las cremas solares. Su uso, día tras día, por miles de personas incrementa los niveles de contaminación de los mares y afectan directamente a la vida que albergan. Se pueden sustituir por productos ecológicos que protegen igualmente de los rayos UV. De hecho, en zonas muy turísticas como la península de Yucatán en México se está imponiendo el uso de cremas solares ecológicas y de otros artículos relacionados como anti-mosquitos respetuosos con el medio ambiente.

Cada granito cuenta para que el turismo sea sostenible de por sí, para que se pueda viajar y conocer el mundo sin que se deje una huella impresa que afecte al medio ambiente. Así, con unas prácticas sencillas se puede ayudar a que la afección sea mucho menor para que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de un mundo con lugares maravillosos que conocer y descubrir.