La buena mesa, siempre vestida con mantel

La mesa de un restaurante debe ofrecer siempre sus mejores prestaciones al comensal y eso pasa por acompañarle siempre con una mantelería. La importancia de contar con los textiles no solo se debe a una cuestión estética, ya que también refuerza la higiene de la mesa.

Así pues, por un lado, las mantelerías subrayan la identidad del establecimiento a través del diseño, los tejidos y las formas decorativas con las que han sido confeccionadas. La personalización de los textiles se ha convertido en uno de los aspectos más demandados en el sector hospitality. De hecho, en Resuinsa contamos con el servicio Atelier by Carmela Martí a través del cual los clientes pueden personalizar sus artículos siguiendo las tendencias que se sigue en el ámbito internacional y adaptándolos a la decoración y a la singularidad del establecimiento.

La mantelería es sinónimo de distinción y ayuda a destacar el resto de elementos, como la decoración del espacio, la cubertería o la vajilla. Por tanto, estos textiles incrementan la sensación de calidad, excelencia y buen hacer.

Asimismo, por otro lado, las mantelerías aportan un extra de higiene. De hecho, el año pasado AITEX –Instituto Tecnológico Textil- realizó un estudio en el que se concluyó que comer sin mantel de tela multiplica por 37 la presencia de bacterias en la mesa. Además, los fabricados con PVC llegan a acumular hasta cuatro veces más de microorganismos que los de tela. Con este informe corrobora lo primordial que es el uso de los textiles en las mesas en este sentido.

Por todo ello, Resuinsa encabeza la defensa de la buena mesa, aquella que utiliza una mantelería, pues combina dos características fundamentales: la higiene y el diseño. Además, la mesa sin mantel ha sido una moda errática en España, la cual afortunadamente, ya se ha dejado atrás. Es algo que no se ha visto en otros países como Francia e Italia, donde poseen una gran tradición gastronómica.